Tengo algo de calderilla en el bolsillo roto donde antes guardaba alcayatas, una tarjeta de crédito desmagnetizada y lagrimas en los oídos de escuchar lo poco que se valora mi oficio. La inspiración se hundió en un bote de tomate frito medio vacío de aguarrás. Lo que antes era nicotina en vena, deja de crearme adicción de colores. No mastico el olor a pintura desde hace meses y hace tiempo que no tengo citas a ciegas con imponentes lienzos vírgenes. Los consumados ya fueron caducados y ahora se me antojan vulgares.
En un gesto incomodo, meto la cabeza en la boca de mi estomago, buscando donde un día encontré la abyección y resulta que esta todo pulcramente limpio. Desde allí mismo miro al exterior buscando paisajes y encuentro rutinas.¿Dónde esta mi sustento? ¿Dónde mi motivación? Y…¿mi inspiración? Necesito encontrar una presa rápido que se me ponga a tiro, devorar a lametazos de pincel la piel tensa del lino sin miramientos…pero no puedo hacerlo sin más, ni porque sí, necesito el influjo de algo que otros llaman musas, que un algo se active y un “click” se conecte, que el lienzo me eche de menos tanto como yo a el y me cite a nuestro encuentro…
Gatosalunares
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