miércoles, 25 de agosto de 2010

Ribadesella


Cuando uno apuesta por lo desconocido y  decide arriesgar y no controlar situaciones
se encuentra  con efímeros y sorprendentes regalos que da la vida.
Un olor a sal, tonos verdes en la retina, un sabor afrutado que desordena una boca,  la caricia de la arena,
el calor del sol,....es entonces cuendo  el tiempo parece haberse dormido y ronronea perezoso con los minutos...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es entonces cuando la vida se nos muestra tal cual, sin cortapisas, sin filtros, sin versiones..vívida en sí misma y vivida por quienes son agasajados por ella..Hallamos un fluir que hace que sintamos el tiempo como un tobogan de nubes..un armonioso mecer de un presente -nuestro- que nos hipnotiza sutilmente.. ¿Encantamiento..? ¿ Guiño del destino..? Al final ese atrevimiento se interpreta con trazos esquisitamente irresistibles..