"... Así lo pensaba Clara despues de años de estudio y de experiencia en su galería de arte: los pintores, como los fotógrafos, no le parecían mejores y más grandes artistas gracias a su capacidad para imitar lo que todos vemos, sino justo por lo contrario, por su capacidad para desdeñar la apariencia y buscar los perfiles íntimos de la realidad. Ella no consideraba un gran retrato aquel que reproducía, tal y como se muestran ante nuestros ojos, una sonrisa, una lágrima, un rictus de dolor o una sombra de tristeza en la mirada. Un retrato realizado por un artista de talento tenía que dejar que se viera, en la sonrisa, el hondo batir de la alegría del hombre, en la lágrima, el rostro atroz de la pena humana; en el rictus doloroso, la imagen abrumadora de la muerte, y en la tristeza, el sabor secreto de la vida cotidiana de la mayoría de nosotros."
El médico de Ifni. Javier Reverte.
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