domingo, 16 de mayo de 2010

Albaricoques en la alberca



                                      
Albaricoques en la alberca
(sin terminar) 

La pulpa de la tarde se exprimía sobre el campo ese jueves. Yo pintaba bajo la embriaguez del olor dulzón. Daba color a aquel mordisco, como el que muerde la piel de su amante, como el que recibe lo mas terso y jugoso de la vida, dejando en la memoria gustativa un sabor dulce que empalaga, dejando ganas de volver a edulcorarse, de volver a caer en la tentación de lo prohibido!!.
Y mientras el pincel lamía el lienzo,yo  iba saciando mi apetito visual y a la vez desgarrando la piel suave y tersa con el privilegio del primer mordisco.Me gustan los albaricoques porque recuendán la osadía de romper con la pureza.


detalle

jueves, 6 de mayo de 2010

Observar, mirar, ver.

"...De tantas ansias con que miraba...por más que desplazaba la mirada a lo largo de esa piel no conseguía más que confundirse, llenarse e formas los ojos. Pensó que acababa de descubrir que los ojos también tinenen apetito. Y que,si su voracidad es demasiada, sus facultades se nublan. Así se le nublaban a él los ojos corriendo de los pies a los hombros, de la cadera al pecho, de la sonrisa al pubis, sin terminar de reunir las imágenes en una sola, de encontrar el conjunto. Como un léxico sin sintaxis, como cuando los niños se enfrentan al latín, como cuando se pasa de un cuadro a otro cuadro y una embriaguez de colores se acumula en el reverso de los párpados. Hans miraba la figura de Sophie y no sabía qué entender. Su vista balbuceaba y parpadeaban sus labios, se le nublaba la boca y se le hacían agua los ojos..."

                                                                                                         El viajero del siglo.Andrés Neuman.

Gatosalunares: Siempre digo lo mismo. La gente mira y mira pero no ve.Canarito esto es para ti, por tus recomendaciones y los buenos ratitos compartiendo el discreto encanto de las pequeñas cosas.Una bonita definición para aprender a ver mirando. Gracias.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Danae Gustav Klimt

Según se relata en la Metamorfosis de Ovidio (IV, 611-613), Danae era hija de Acrisio, rey de Argos y de Eurídice. Este rey supo por un oráculo que su nieto le arrebataría el trono, por lo que decidió encerrar a su única hija en una torre de bronce con el fin de que no llegase a conocer a ningún hombre y por tanto impedir de esta manera llegar a tener una descendencia que con el tiempo pondría en peligro su vida.

Una vez Zeus se percató de la belleza y los encantos de la joven princesa prisionera, decidió poseerla. Para ello se metamorfeó en lluvia de oro y entró en la torre en donde se encontraba Danae.
Las razones de su cambio de forma habría que buscarlas tanto en su interés de no despertar las sospechas de su esposa Hera (que desde el engaño y muerte de Semele, se ha convertido en una diosa celosa que despierta el miedo en las futuras amantes del padre de los dioses, ya que temen seguir su mismo destino), como en el interés de poder burlar la vigilancia de Acrisio.

Tras las relaciones de Zeus con Danae, ésta queda embarazada y da a luz a Perseo. El rey de Argos, que no se cree la fecundación divina, manda que ambos sean arrojados al mar en un cofre. Finalmente arribarán en la isla de Céfiros donde serán salvados y recogidos por Dictis.

Gustav Klimt
Danae
Gatosalunares: Para Pandeplata mi nuevo compañero de estudio, que me pone fecha y hora
a las creaciones artísticas.Grande pandeplata sei piu grande!!!