Albaricoques en la alberca
(sin terminar)
La pulpa de la tarde se exprimía sobre el campo ese jueves. Yo pintaba bajo la embriaguez del olor dulzón. Daba color a aquel mordisco, como el que muerde la piel de su amante, como el que recibe lo mas terso y jugoso de la vida, dejando en la memoria gustativa un sabor dulce que empalaga, dejando ganas de volver a edulcorarse, de volver a caer en la tentación de lo prohibido!!.
Y mientras el pincel lamía el lienzo,yo iba saciando mi apetito visual y a la vez desgarrando la piel suave y tersa con el privilegio del primer mordisco.Me gustan los albaricoques porque recuendán la osadía de romper con la pureza.
detalle
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