LUNES 23:
Entró por la puerta, sin la ostentación de cualquiera de su calibre. Con las manos en los bolsillos y camisa granate de pana, tirantes y la curva de los años penetrando en el armazón de su silueta, parecía haber aparcado su rebaño de ovejas al lado de la muralla abulense, sencillo, me recordaba a mi abuelo Félix, con esa tranquilidad que solo algunos mayores consiguen colocarte dentro.
Poco a poco fue saludándonos a todos, acercándose a nosotros, mirándonos a los ojos. Su humildad era tan grande que conseguía, como si lo fuera, que le sintiéramos uno mas...
Poco a poco fue saludándonos a todos, acercándose a nosotros, mirándonos a los ojos. Su humildad era tan grande que conseguía, como si lo fuera, que le sintiéramos uno mas...