JUEVES 26:
El punto de inflexión había pasado y la semana comenzaba a
descender, el agotamiento ya calaba el cuerpo, pero la emoción y las ganas por
aprender seguían latentes, una larga charla sobre arte sirvió de cierre a la última
tarde. De nuevo en torno a la escalera, sentados en el suelo, a su lado. Las
ganas de contar de aquel hombre, pese a su edad, eran inagotables y cuando
cesaban sus palabras se podían masticar en el silencio el peso de nuestras
reflexiones. Era capaz de conseguir ese efecto en todos nosotros a la vez, siempre
nos dejaba pensando en silencio, cada uno en la soledad de sus ideas.
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