miércoles, 16 de enero de 2013

Honni soit qui mal y pense



De nuevo a las  andadas, preparando la batalla. Esta vez a lomos del gran oso azul porque Rocinante se merece un descansito, El viejo corcel plateado ha prometido guardar mi miedo dentro de  él hasta que vuelva.  De copiloto  la libertad de hacer lo que me da la gana, cuando me da la gana. No tengo a quien esperar ni a que atenerme y no permito que nadie pise mis ansias cuando se trata de pintura. La compañía se agradece pero a estas alturas ya no me condiciona. El sentido de la improvisación hace que reinvente una aventura en cada viaje, que  me sienta vida, "sin filtros, sin versiones, sin cortapisas". Yo misma. Esta es una de las muchas cosas que me regala la pintura.
¿Perdérmelo? NO.
 Las sed de pintar es  mía  y eso nadie puede quitármelo.

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